Miguel & Rocío (matrimonio andaluz)
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- Soy Miguel de Rocío, y soy de Granada.
- Y yo soy Rocío de Miguel y soy de Málaga.
- Tenemos dos niños, de 12 y 8 años, Beltrán y Miguelito.
- Nuestra historia con Medjugorje comienza en 2011. Yo tenía fe de haber ido a un colegio católico de toda la vida pero no tenía una relación con el Señor, sobre todo a raíz de la adolescencia. Y ésa, era mi situación al casarme.
- Yo desde pequeño tenía poca relación con Dios, la verdad. Iba a Misa los domingos porque me llevaban mis padres y ya luego de más mayor iba a Misa porque había una niña que me gustaba pero, realmente, mi relación con Dios era cero.
- Nos casamos por la Iglesia porque yo tenía esa fe heredada… Desde el noviazgo, tuvimos una relación de mucho orgullo mutuo y nos queríamos mucho, pero llegamos a casarnos sin saber amar. Por la gracia de Dios, que es tan bueno, mi hermana había hecho un cursillo de cristiandad, se había convertido y había tenido un acercamiento con el Señor. Me habló de ello y años después yo decidí hacerlo. Y ahí empieza mi proceso de conversión del corazón. Pero no sabía continuar con la fe. Eso fue en 2009, y en 2011 mi hermana me habla de un pueblecito donde se había estado apareciendo la Virgen a unos niños. Recuerdo que pusimos un vídeo en YouTube y vimos unos niños que, de repente, caían de rodillas, mirando a un mismo punto a la vez, y lo creí. Yo estaba embarazada y no pude ir, así que fue ella primero. Cuando volvió venía muy feliz y me dijo “tienes que ir”, pero no me contaba nada. Ese 2011, vine por primera vez y, desde ese momento, la Virgen entró en nuestra casa. Empezó a guiarme, a enseñarme lo que tenía que hacer, a rezar en una escuela del amor. Yo no sabía lo que tenía que hacer para vivir mi fe y Ella, poquito a poquito, fue poniéndolo todo en mi corazón.
- Antes de hacer Rocío el cursillo de cristiandad, íbamos mucho al médico porque ella tenía mucha ansiedad. El médico le preguntaba: “Rocío, ¿tienes mucho trabajo?” Y, era decirle esto, y ella empezaba a llorar. Justo después del fin de semana del cursillo de cristiandad, tuvo muchos problemas de trabajo, que le habrían producido una ansiedad muchísimo mayor que la habitual, pero ella estaba feliz. Y yo alucinaba y pensaba “¿qué le pasa a esta mujer?, que con lo bien que le iba tenía ansiedad y, ahora, con lo mal que le va, no tiene esa ansiedad”. Yo, al no creer, pensaba que mi mujer se había vuelto loca en esos tres días del cursillo. Me extrañaba muchísimo, pero realmente la veía muy feliz.
- Después de ese primer viaje a Medjugorje con mi hermana, volvimos una segunda vez juntas, y las dos sentimos en el corazón que teníamos que hacer un grupo de oración. Había venido un sacerdote con nosotras y le dijimos: “Padre, creemos que tenemos que hacer un grupo de oración, pero la Virgen decía que tenía que ser llevado por un sacerdote”. Y nos dijo: “Pues yo lo llevo, yo lo hago con vosotras”.
- Y ¿dónde lo hacían? Pues en mi casa. Yo, sin creer, y me vienen quince mujeres a rezar en la terraza de mi casa el Rosario, con un sacerdote. Y yo pensaba: “pero, ¿qué locura es esta?” (risas).
- Yo he venido ya seis veces a Medjugorje.
- Y esta es mi segunda vez.
- Y, en cada viaje, la Virgen te regala algo. Medjugorje es el Cielo. En la fecha de mi segundo viaje (al que Miguel no vino porque no tenía fe), tanto mi hermana como yo estábamos intentando quedarnos embarazadas. Yo llevaba tres años buscando y Lorena, dos. En ese viaje, las dos se lo pedimos a la Virgen. Justo cuando estábamos volviendo, unas chicas que estaban en la peregrinación con nosotras, nos dijeron que teníamos que rezar una novena y que ellas nos podían dar unos polvitos de una cueva de Nazaret que muchas mujeres se llevan de allí, se los toman y al pedirle a la Virgen tener un bebé, hay verdaderos milagros. Llegamos a casa y se rieron de nosotras dos, porque era una locura. Pero resultó que después de tres años rezando mucho, en tan solo un mes de hacer esta novena, me quedo embarazada. Subí a casa de mi hermana, que éramos vecinas, se lo conté y me dijo “¡me has dejado sola!”. Y a los cinco días ella también estaba embarazada. Ella de Teresita y yo de Miguelito. Bueno, eso fue un shock.
- Rocío siempre pedía una niña y nos vino Miguelito. Y yo le decía: “¿cómo has pedido? A tu hermana le viene una niña, a ti un niño y, encima, malito”. Se lo decía de broma, evidentemente.
- Sí, porque a las 10 semanas de embarazo, el médico me dice que el niño viene con problemas, con múltiples malformaciones. Fue un shock más grande que el primero. Por supuesto, nosotros dimos un sí a la vida y jamás pensamos en abortar, pero para nosotros fue un golpe fuerte. No sabíamos qué iba a traer, porque podría ser síndrome de down, síndrome de edward, problemas de corazón y malformaciones. Finalmente, hicimos todas las pruebas que nos recomendaron y nos dicen que no trae ninguna trisomía y que es un niño. A nosotros se nos olvida todo este tema y cuando nace lo vemos gordito, perfecto y precioso. A los dos meses, en una prueba nos dicen que Miguelito tiene un problema de corazón y que tiene un soplo pero que “no creen que sea nada” y que lo llevemos al cardiólogo. Allí nos dicen que tiene una estenosis de aorta y muchos problemas más de corazón. Nos decían que con tres años lo iban a tener que operar, y confiamos. Pero siguen las pruebas y al año y medio nos dicen que tiene una enfermedad muy grave de corazón, una enfermedad rara, que en niños es especialmente grave y avanza muy rápido.
- Salimos de allí pensando que le quedaban 15 días de vida a Miguelito.
- El médico estaba muy preocupado. Nosotros le preguntábamos cuál era la solución y él se callaba. Hasta que nos dijo que la única solución era hacer un trasplante de corazón. Ahí se nos cayó el mundo. Yo creía que me absorbía la tierra, pero recuerdo que miré al Cielo y sentí como que el Señor me cogía de la mano y pasé de bajar al infierno a mirar al Cielo y decir: “nos va a ayudar, sé que nos va a ayudar en esto”.
- A raíz de lo de Miguelito se creó un grupo para rezar el Rosario.
- Sí. Mi hermana creó un grupo de Rosario. Nosotras ya rezábamos el Rosario diario gracias a Medjugorje, gracias a que la Virgen nos había dicho cuál era nuestra guía y el arma que teníamos que utilizar cada día. Todo esto ocurrió un 23 de septiembre, día de San Pío de Pietrelcina, que para nosotros es muy importante porque hacía unos años le habíamos pedido al Señor saber cuál era nuestro santo y se me cayó una tarjetita y era de San Pío. Así que tenía mucho sentido todo. Nosotros siempre nos hemos sentido muy cuidados por él. Además, recuerdo que en esa época Nikola e Irene pusieron una fotito de Miguel en una de las apariciones. Entonces, la Madre, aunque nosotros no estuviéramos aquí en Medjugorje, estaba haciéndose presente en eso que estaba ocurriendo. Y recuerdo que mi hermana, que siempre ha estado dándonos ánimos, nos decía “no os preocupéis, esto es por algo más grande, mucho más grande, ¿no lo veis?”. Entonces, le hicieron un cateterismo a Miguelito y yo pensaba que iban a decirme que se había curado, pero salió el médico y nos dijo que no; que seguía teniendo la enfermedad y que así sería nuestra vida, con esta enfermedad. Recuerdo que ahí me vine mucho abajo, pero la fuerza del Rosario y ese grupo que no paraba de rezar y que nos decían que estaban rezando por el niño en India, los obispos de no se qué, las monjitas de Madre Teresa y un montón de gente, eso nos daba fuerza y la confianza de que Dios estaba con nosotros. El rezo por Miguelito ha sido tan grande que nos superaba. El Señor y la Virgen nos llevaban de la mano.
- Yo soy profesor de esquí y hablando con una alumna de la enfermedad de Miguelito, me dice “no me digas que tu hijo es Miguelito”. Era una alumna de Madrid y yo trabajo en Sierra Nevada. Y me cuenta “¡si yo estoy en un grupo de oración que estamos rezando por Miguelito!”. Y yo creo que esos son los frutos que está dando Medjugorje en nuestra vida.
- La Madre está. Entra en tu vida y no te va a soltar. Y la sentimos. Miguelito, gracias a Dios, va creciendo y es un niño sano. Y y cada noche, desde aquel 23 de septiembre, ya va a hacer seis años, se reza el Rosario. Somos 60 personas. Entre ellos, sus padres, mi madre y otra mucha gente que no rezaba el Rosario diario y que empezaron a rezarlo por la sanación de Miguelito. Y, ahora, rezamos por la sanación de Miguelito y de mil cosas más. Pero lo importante es lo que ha hecho la Virgen con esto que nos había pasado.
- Bueno, a día de hoy, está por aquí, ha subido el Podbrdo, el Križevac.
- Sí, estamos aquí por primera vez con nuestros hijos. Pero hubo otro viaje más con mi hermana. ¡Es que son tantos los frutos! Porque cada vez que vienes, te llevas regalazos. Miguel no tenía fe y yo seguía viniendo a encontrarme con la Virgen y con el Señor. Y la Virgen, que es Madre, es súper Madre, subiendo al Podbrdo, me dice en el corazón “sube descalza por Miguel”. Y dije “¿por Miguel?, pero si Miguel no cree”. Total, que subí el monte descalza. Durante toda la peregrinación me decía “tu esposo”, “tu marido”. Entonces, subí el Križevac y al llegar arriba empezó a llover y me encontré con un matrimonio que me prestó un paraguas. En el camino de vuelta, en el autobús se sentó delante de nosotras este matrimonio, Magüi y José Luis, y empezaron a hablarnos del sacramento del matrimonio, como nadie nos había hablado. Que era un sacramento vivo, en el que somos ministros de la gracia el uno para el otro, donde Cristo se hace presente cada vez que yo me entrego a mi esposo. No me lo podía creer. Lo que tengo claro, ahora, es que yo no sabía cuál era mi misión, y que yo destruía mi matrimonio, aunque tenía fe, porque yo no sabía amar. Pero la Virgen te enseña a amar. Entonces, llegué a casa y le dije a Miguel, he conocido un matrimonio en Medjugorje y tenemos que quedar a comer.
- Yo seguía sin tener fe. Y yo le decía “¿con un matrimonio que has conocido en Medjugorje? Yo no quedo a comer con nadie”.
- Pero, claro, la Virgen nos puso a Magüi en mil situaciones. Yo no la conocía de Málaga de nada y nos la encontrábamos todo el tiempo. Entonces, mi hermana lo organizó para que pudiéramos escucharles. Y allí empezó nuestro camino con Proyecto Amor Conyugal, que es lo que ha salvado nuestro matrimonio y nos ha dado las claves para poder continuar cada día. Ser la ayuda adecuada el uno para el otro. Miguel se ganaba el Cielo, porque hizo muchos retiros de Proyecto Amor Conyugal sin fe, pero contento.
- Yo me engañaba un poco y siempre le decía a Rocío “yo voy a los retiros de Proyecto Amor Conyugal porque te quiero”. Y, en el último retiro de Málaga, el Señor me dijo: “No, tú no has ido porque quieres mucho a Rocío, que también. Tú has estado viniendo a los retiros porque has estado buscando la felicidad y la alegría que tiene Rocío en su vida teniéndome a Mí”. Cuando vinimos a Medjugorje yo le decía “a mí no me lleves a ese sitio, eso es el eurodisney de los cristianos, te llevan para acá, para allá, habrá que hacer cola para subir al monte…”
- Pero la Virgen le tenía reservado lo que estamos viviendo aquí.
La primera vez que vine aquí realmente lo hice todo, participaba en todo. Lo hacía un poco como de broma, pero realmente en mi corazón quería sentir algo, que hasta más adelante no he llegado a sentir: el amor del Señor. Era una manera de esconderme, subir al Podbrdo descalzo, ir a todas a las adoraciones, a todas las Misas, pero, poco a poco, se iba llenando mi corazón.
- Como la Virgen es tan buena, tan buena, tan buena y pensamos que esta peregrinación iba a dar muchos frutos, quisimos venir a Medjugorje y empezaron a sumarse personas que queremos. Muchas personas. Pero nuestra sorpresa ha sido que sus padres, que no estaban muy cerca, pues a raíz de llevar rezando desde hacía seis años, han venido. Yo creo que la Virgen ha dicho “para acá”. También mis padres, nuestros hijos, su hermana, sus sobrinos, mejores amigas mías, están todos aquí hoy en Medjugorje. Y ya estamos viendo frutos. Miguelito, que es un fruto de aquí, un niño de aquí, el otro día tomó su primera comunión en el Cenáculo ¡sin querer! El puso sus bracitos cruzados y no sabemos por qué el sacerdote levantó al Señor, Miguelito quitó los brazo y comulgó. Para mí ha sido un regalo, un detalle de la Virgen. Que Ella, que vela por su salud, que nos hizo a todos rezar el Rosario, por el que quiso que viniera a esta tierra, pues que haya querido este detalle, para mí es un fruto.
- Mi conversión fue en Emaús, en 2019, después de haber hecho bastantes retiros de matrimonios. Me encontré con el Señor cara a cara y, para mí, fue un cambio brutal en mi vida. Después, he podido vivir mucho mejor los retiros de Proyecto Amor Conyugal, he descubierto a mi esposa, el amor que nos tenemos y los frutos que da el tener este amor.
- Yo quiero deciros que no dejéis de venir a Medjugorje, que es el Cielo en la tierra. Que ocurren milagros que no te puedes explicar en personas que vienen cerradas y que necesitan mucho amor y son transformadas. La Virgen te enseña, te guía, no te va a soltar. Y, lo más importante, te lleva a su Hijo, a Jesús, que es Quien hace nuevas todas las cosas.
- Venid preparados, porque la Virgen os tiene preparado mucho trabajo. Hoy subiendo al Križevac yo no quería subir descalzo y de repente me ha puesto en el corazón “descálzate por tu matrimonio” y lo he subido así. Nuestro hijo, el mayor, se ha puesto también descalzo pidiendo por su futura hermana que estamos seguros de que va a venir, Fabiola.
- Aquí, hasta los niños empiezan a rezar de una manera super fácil y se vive en paz. Es que aquí hay paz y no te quieres ir.
- Muchas gracias. Gloria a Dios y a la Virgen.
Medjugorje, julio 2022.
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